lunes, 27 de abril de 2009

Francis Bacon en el Prado

Hoy mismo (19 abril 2009) se acaba la exposición de Francis Bacon en el museo del Prado. Dirán ustedes que a buenas horas nos la comentas, mangas verdes. Y tendrán ustedes razón, pero es que yo la acabo de ver el fin de semana pasado, en uno de esos paseítos vigorizantes que me doy por Madrid de vez en cuando.

El tal señor Bacon es la repanocha. El típico caso de persona atípica: un genio. En su caso, de la estética. Un asunto del que habría mucho que hablar pero, por no aburrir, lo despacharé en tres patadas. Una, el concepto de lo que es bello es muy variable. Dos, lo bello llega al corazón. Tres, vean ustedes mismos.




A la gente le suelen dar asco los cuadros de Bacon. No sé por qué.




A mi se me mueve la patata.




Además los tiene de muchos estilos, a cada cual más… bonito.




No entiendo nada de técnicas pictóricas, pero este hombre pintaba con el alma (tampoco entiendo mucho de almas).




Francis Bacon era una persona torturada, tuvo una vida torturada y pintaba cuadros torturados. Se le considera uno de los mayores genios de la pintura moderna (sea lo que sea eso). En el museo del Prado mostraban un vídeo de una entrevista en la que el tipo hablaba de una forma muy cabal acerca de su concepto de arte. Esto se puede ver en:




pero lo malo es que no está subtitulado en castellano.

Y para acabar y que no se enfade nadie, pongo una porquería de cuadro. Estoy seguro de que a todo el mundo le parecerá una porquería. A mí no. Será que soy raro. O que este hombre me llega mucho. Busquen por Internet más virguerías de Bacon. Las hay a montones.



Por cierto, una curiosidad de la que me percaté en la misma exposición. Observen el cuadro donde está el papa Inocencio X chillando como un marrano (se trata de una interpretación de un famoso cuadro de Velázquez que Bacon, según confiesa en la entrevista, no había visto más que en postal a pesar de haber vivido dos años en Roma; decía que le daba mucho respeto; para que vean ustedes de qué va el menda). Bueno, pues en el cuadro se ve una especie de manilla colgada de un cable que a mí siempre me había parecido el artilugio clásico para tirar la bomba de la taza del water, y me hacía gracia ya que pensaba que era una crítica a la locura del insigne religioso. Pues no, de eso nada, porque ese tipo de cables colgando salen en muchos de sus cuadros. ¿Y qué son? ¿Qué significan? Respuesta: observen el estudio donde trabajaba el ordenado pintor. Y disfruten.






(alberto arzua)

1 comentario:

Inma dijo...

Ja.ja,ja....Simpática la critica sobre la exposición de Bacon, no al uso acostumbrado, y a los mas puristas les puede resultar chirriante. A mi me parece divertida y expuesta con entusiasmo.
un saludo